Has no content to show!

Robert F. Kennedy Jr. acaba de exponer el mayor engaño de los demócratas sobre el presidente Donald Trump y las protestas en el Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero de 2021.

Según Breitbart , el candidato presidencial independiente emitió una declaración sobre los procesamientos el 6 de enero.

Kennedy criticó a los fiscales por perseguir a los manifestantes no violentos que participaron en la protesta ese día.

RFK Jr. tuvo cuidado de decir que los delincuentes violentos involucrados en cualquier disturbio deberían ser castigados.

Pero como muchas otras personas con pensamiento razonable, no cree que quienes estaban allí protestando pacíficamente, como lo han hecho muchos otros grupos ideológicos en el pasado, deban ser procesados ​​por el Departamento de Justicia.

RFK Jr. tenía una visión de la situación drásticamente diferente a la de los demócratas.

Los demócratas han retratado injustamente a todos los participantes en la protesta como extremistas violentos y fuera de control que lideraban una “insurrección” para “derrocar al gobierno” en nombre de Trump.

Esta narrativa falsa tiene un propósito muy obvio: la Constitución prohíbe postularse para un cargo a cualquiera que haya liderado una “insurrección”.

Los demócratas están desesperados por impedir que Trump vuelva a postularse, y si esta cláusula no estuviera en la Constitución, el 6 de enero se habría olvidado hace mucho tiempo.

“El 6 de enero es uno de los temas más polarizadores en el panorama político”, escribió Kennedy en una declaración sobre el 6 de enero.

“Estoy escuchando a personas con diversos puntos de vista al respecto para darle sentido al evento y lo que siguió.

“Quiero escuchar todas las partes”.

RFK Jr. añadió: “Está bastante claro que muchos de los manifestantes del 6 de enero violaron la ley en lo que pudo haber comenzado como una protesta pero se convirtió en un motín.

“Debido a que sucedió con el apoyo del presidente Trump, y en el contexto de su ilusión de que le robaron las elecciones, mucha gente lo ve no como un motín sino como una insurrección”.

Luego admitió que incluso algunos de los críticos de Trump son lo suficientemente razonables como para admitir que estuvo lejos de lo que los demócratas llaman una “insurrección”.

“No he examinado la evidencia en detalle, pero personas razonables, incluidos los oponentes de Trump, me dicen que hay poca evidencia de una verdadera insurrección.

“Observan que los manifestantes no portaban armas, no tenían planes ni capacidad para tomar las riendas del gobierno, y que el propio Trump los había instado a protestar ‘pacíficamente'”, decía su declaración.

Kennedy, quien inicialmente se postuló como demócrata antes de lanzar una campaña independiente de izquierda , dijo que si bien se opone a Trump y sus políticas, “todavía puede sentirse perturbado por el uso del gobierno como arma en su contra”.

Si bien es poco probable que RFK Jr. sea presidente el próximo año, describió varios cursos de acción que tomaría con respecto a los acusados ​​del J6 si ganara la Casa Blanca.

“Como presidente, designaré a un fiscal especial, una persona respetada por todas las partes, para investigar si en este caso se abusó de la discreción del fiscal con fines políticos, y corregiré cualquier error que descubramos”, prometió.

Luego aparentemente disparó contra el Partido Demócrata por su aparente uso del sistema de justicia contra un oponente político.

“En lugar de demonizar a nuestros oponentes como amenazas apocalípticas a la democracia, centrémonos en las cuestiones y prioridades de cómo gobernarán, y derrotémoslos en las urnas en lugar de mediante maniobras legales y trucos sucios”, escribió.

 
 FUENTE: TIERRA PURA

El expresidente estadounidense y candidato a la Casa Blanca, Donald Trump, aseguró que si lo meten preso se convertirá en un «Nelson Mandela moderno».

En un posteo en Truth Social, el líder del movimiento MAGA se refirió puntualmente al juez de Nueva York, Juan Merchan, quien lleva a delante una causa judicial en su contra por presuntos sobornos y le ha impuesto una orden de silencio en el contexto del juicio programado para el próximo 15 de abril.

«Ahora, tenemos a Merchan, que no me permite hablar, violando así la Ley y la Constitución, todo a la vez. Esto es tan malo que está tratando de salirse con la suya – ¿Cómo fue elegido para este caso? He oído que luchó como un demonio para conseguirlo, ¡y todos los demás también!», escribió el 6 de abril.

Merchan es juez interino de la Corte Suprema de Nueva York y lleva adelante una causa por supuesta falsificación de registros comerciales por parte del expresidente republicano para encubrir el soborno a una actriz de cine para adultos.

En Nueva York se encuentran otras causas vigentes contra el líder del movimiento MAGA, por eso este no ha dudado en catalogar estos casos como una «cacería de brujas».

«Si este partidista quiere meterme en la cárcel por decir la verdad abierta y obvia, con gusto me convertiré en un Nelson Mandela moderno, será mi GRAN HONOR», sostuvo el candidato presidencial republicano.

«Tenemos que Salvar a nuestro País de estos Operativos Políticos que se hacen pasar por Fiscales y Jueces, y estoy dispuesto a sacrificar mi Libertad por esa noble causa. Somos una Nación Fracasada, pero el 5 de Noviembre, volveremos a ser una Gran Nación. ¡HAGAMOS A AMÉRICA GRANDE DE NUEVO!», concluyó el mandatario.

 
 FUENTE: TIERRA PURA

Brasil se encuentra viviendo un momento de extrema tensión política, la cual explotó recientemente en las redes sociales y tuvo a Elon Musk como protagonista. Según el periodista Michael Shellenberger, se utilizó el aparato estatal y la Justicia para silenciar voces disidentes, imponer restricciones inconstitucionales a los usuarios de X y espiarlo ilegalmente.

Todos los cañones apuntan contra Lula da Silva (presidente de Brasil) y Alexandre de Moraes (presidente de la Corte Suprema) señalados por Shellenberger por supuestamente cometer “una violación escandalosa de la Constitución de Brasil y de la Declaración de Derechos Humanos de las Naciones Unidas”.

La versión brasileña de los Twitter Files

De acuerdo con las revelaciones del periodista, en lo que se bautizó como los ´Twitter Files de Brasil’, la Justicia y demás organismos gubernamentales coaccionaron a los empleados de X entre 2020 y las elecciones presidenciales del 2022.

En concreto, el hilo mostró cómo la Justicia y el aparato estatal impusieron restricciones inconstitucionales contra los usuarios brasileños, concretamente contra aquellos que favorecían al expresidente Bolsonaro y que usaban una retórica del estilo, espiándolos ilegalmente a través de órdenes emitidas por jueces afines a la causa.

 

De acuerdo con el mencionado periodista, Moraes violó la Constitución de Brasil al exigirle a la empresa, que ese entonces era Twitter, que revelara información privada de ciertos usuarios de la red social que utilizaban hashtags considerados “inapropiados” por el magistrado. A su vez, Moraes ” censuró, por iniciativa propia y sin ningún respeto al debido proceso, publicaciones en Twitter de parlamentarios del Congreso brasileño”.

“En este momento, Brasil aún no es una dictadura. Todavía hay elecciones y el pueblo brasileño tiene otros medios a su disposición para enfrentar el autoritarismo. Pero el Tribunal Supremo Federal y el Tribunal Superior Electoral interfieren directamente en esas elecciones mediante la censura. (…) Y Moraes intentó convertir las políticas de moderación de contenidos de Twitter en un arma contra los partidarios del entonces presidente Jair Bolsonaro”, escribió Shellenberger en X, en una publicación que superó rápidamente las 15 millones de reproducciones.

Ante la negativa de Twitter a ceder ante las demandas del presidente de la Corte Suprema, el Gobierno de Lula intentó demandar al principal abogado de la red social.

Los ‘Twitter Files de Brasil’ también salpicaron a otras empresas grandes, como Google, Facebook, Uber, WhatsApp e Instagram, cuyos directivos habrían cedido ante la avanzada de Moraes.

“De comprobarse tales pruebas, los ejecutivos de estas empresas se comportaron como cobardes: proporcionaron al gobierno brasileño datos personales de registro y números de teléfono sin orden judicial y, por tanto, violando la ley”, añadió Shellenberger.

Según informó el medio local Revista Oeste, las acciones de Moraes violaría al menos cuatro artículos de la Ley de Abuso de Autoridad (Ley 13.869/2019),

Elon Musk: “(Moraes) debería dimitir o ser acusado”

El caso alcanzó también al dueño de X, quien se plantó frente a las autoridades brasileñas. “A las 5:52 pm hora del Este, hoy, 6 de abril de 2024, la corporación X, antes conocida como Twitter, anunció que un tribunal brasileño la había obligado a ‘bloquear ciertas cuentas populares en Brasil‘, expresó Shellenberger.

Apenas horas después, el propio Musk se expresó sobre el caso. “Próximamente, X publicará todo lo exigido por Alexandre Moraes y cómo esas solicitudes violan la ley brasileña. Este juez ha traicionado descarada y repetidamente la constitución y al pueblo de Brasil. Debería dimitir o ser acusado. Vergüenza, Alexandre, vergüenza“, escribió el magnate. Por lo tanto, se espera que la novela entre X y las autoridades de Brasil esté muy lejos de terminar.

 

FUENTE: TIERRA PURA

Un informe de Microsoft arrojó que China está mejorando sus operaciones de influencia en redes sociales con inteligencia artificial (IA) para interferir electoralmente en Estados Unidos y Taiwán con información falsa.

De acuerdo con un reportaje publicado en The Wall Street Journal, China orquestó una campaña en línea con cuentas falsas impulsadas por IA para utilizar temas de conversación divisivos en términos políticos entre votantes estadounidenses y taiwaneses.

“Las tácticas identificadas en un nuevo informe sobre amenazas cibernéticas publicado el viernes por Microsoft se encuentran entre las primeras descubiertas que vinculan directamente el uso de herramientas de inteligencia artificial generativa con una operación encubierta de influencia en línea patrocinada por el Estado contra votantes extranjeros”, se lee en el WSJ. “También demuestran métodos más avanzados que los vistos anteriormente”.

De acuerdo con el reportaje, muchas de las cuentas en X (Twitter) vinculadas a China tienen varios años de antigüedad, lo que hace que se conviertan en usuarios más creíbles a los ojos del público.

El año pasado, estas cuentas empezaron a publicar contenido relacionado al uso de drogas en Estados Unidos, las políticas de inmigración y los conflictos raciales internos.

Asimismo, las cuentas también solicitaban en ocasiones la opinión de sus seguidores sobre los candidatos presidenciales, una táctica utilizada aparentemente para aprender ideas de los votantes estadounidenses sobre los aspirantes y aprovecharlas en contenido crítico más adelante.

“En algunos casos, estas publicaciones se basaron en una IA generativa relativamente rudimentaria para sus imágenes”, informó el WSJ, que citó el informe de Microsoft.

Este informe llega después de que China fuera acusada por el Departamento de Estado en otoño pasado de gastar miles de millones de dólares en campañas de desinformación globales. Según el reporte, los funcionarios estadounidenses están preocupados del crecimiento de China en el perfeccionamiento de sus tácticas para influir en la opinión pública de otros países, al menos en redes sociales.

Asimismo, Tom Burt, jefe de seguridad y confianza del cliente de Microsoft, dijo al WSJ que China aumentó sus ciberataques en los últimos seis meses y que estas actividades representan solo la punta del iceberg o el inicio de operaciones más complejas y sistemáticas.

“Los estamos viendo experimentar”, dijo Burt. “Me preocupa hacia dónde podría ir a continuación”.

De acuerdo con Microsoft, los sistemas de desinformación más efectivos, avanzados e impulsados por IA por ahora fueron utilizados en Taiwán, donde se detectó que China logró crear audio falso con IA de un excandidato presidencial que en el clip apoyó a uno de los candidatos restantes.

“Esa fue la primera vez que los investigadores sobre amenazas del gigante tecnológico vieron a un actor de un estado-nación utilizando IA para intentar influir en una elección extranjera”, informó el WSJ.

Los audios falsos, según el informe, son bastante simples de crear con IA y además han demostrado ser tremendamente eficaces para manipular a los usuarios en redes sociales.

China también aparentemente aprovechó algunos eventos trágicos y noticiosos para difundir desinformación en redes sociales e intentar dañar la reputación de las autoridades estadounidenses.

Por ejemplo, el WSJ citó un informe de noviembre de Microsoft donde se reveló que el ejército en línea de China “se abalanzó sobre el descarrilamiento de un tren en Kentucky, difundiendo conspiraciones en las redes sociales que acusaban falsamente al gobierno de Estados Unidos de ser responsable”.

Este reporte del WSJ también llega un mes y medio después de que la agencia Reuters reportara que el Gobierno de Estados Unidos, durante la era Trump, había lanzado una operación secreta de la CIA en redes sociales chinas contra el régimen de Xi Jinping.

Aquella operación, lanzada en 2019, se planteó como una maniobra encubierta de propaganda para hacer que la opinión pública se pusiera en contra del Partido Comunista chino. Similar a lo que está haciendo China en los últimos meses pero con una potente IA que ayuda con la generación de contenido cada vez más creíble y efectiva.

 
 FUENTE: TIERRA PURA

Más de la mitad de los fármacos son recetados de manera innecesaria y los medicamentos de uso más común son una de las principales causas de enfermedad, incapacidad y muerte. Una alarmante realidad que ha llevado a una epidemia de efectos adversos, según lo advierte el profesor y doctor catalán Joan-Ramón Laporte en su libro “Crónica de una sociedad intoxicada” (Ediciones Península, 2024).
Mientras el consumo de medicamentos aumenta sin cesar, la salud de las personas parece estar cada vez peor. Una situación de la que no está exenta la Argentina, donde en el cuarto trimestre de 2023, la facturación total de la industria farmacéutica registró 829.789 millones de pesos, lo que representa un incremento de 210% en relación con el mismo trimestre de 2022, según el informe del Indec “Industria farmacéutica en Argentina”, del 18 de marzo último.
En su libro, el catedrático e investigador catalán no solo hace una crítica argumentada del consumo abusivo de medicamentos y de la industria que controla la sanidad pública, sino que además derriba falsas nociones en torno a tratamientos ampliamente extendidos, como el del “colesterol alto” en adultos mayores o el uso indiscriminado de los mal llamados “antidepresivos”.
Tras varias décadas dedicadas a la investigación y la docencia, Laporte repasa en su libro el origen, la investigación y desarrollo, la regulación, la prescripción y el consumo de medicamentos en la sociedad actual, y analiza los intereses y las prácticas de compañías farmacéuticas, legisladores, agencias reguladoras y profesionales sanitarios, que han conducido a la situación actual. 
“La industria, a través de sociedades científicas, grupos de expertos, etcétera, ha logrado que dominen en la cultura médica unos protocolos de tratamiento de enfermedades que a menudo no son tales enfermedades o son solo síntomas, que sugieren alguna enfermedad”, subrayó Laporte en una entrevista con La Prensa“De manera que la acidez gástrica por reflujo gastroesofágico se equipara inmediatamente a cáncer de esófago, y el colesterol a infarto de miocardio. O, en las mujeres después de la menopausia, la osteoporosis al riesgo de fracturas… pero todo esto consiste en ampliar los mercados”, detalló el investigador, quien en 1982 inició la notificación de efectos adversos de medicamentos en Cataluña, que fue el embrión del Sistema Español de Farmacovigilancia y un año después fundó el Institut Català de Farmacologia, donde se formaron centenares de profesionales  de Argentina y otros países de América Latina. 
– Parece que estamos viviendo la gran paradoja de tomar medicamentos para no morir, que pueden terminar por matarnos. ¿Cuál es el engranaje que posibilita esta epidemia de efectos adversos de los medicamentos a la que se refiere en su nuevo libro?
– En una primera visión, podemos ver que lo que ocurre es que la mayoría de los medicamentos son prescritos a personas que no los necesitan o a personas que pueden ser muy susceptibles a sus efectos adversos, y que se prescriben normalmente a dosis demasiado altas para ser seguras. Esto ocurre en los sistemas sanitarios con cobertura  universal y sé que también ocurre en  obras sociales de la República Argentina. Pero una visión de lo que hay detrás de eso nos hace mirar hacia la industria farmacéutica -que tiene unos valores que no son los valores de la sanidad, de la atención sanitaria y demás, pero que cumple su papel: vende medicamentos; unos estados que legislan más en favor de la industria que en favor de los ciudadanos, y esto se ve en muchos de los artículos de las leyes que regulan los medicamentos en cada país o en la Unión Europea, por ejemplo. Además de una legislación favorable, hay unas reglas del juego internacionales en la regulación de medicamentos y en los criterios para aprobarlos que, de hecho, han sido elaboradas por la industria farmacéutica a través de un organismo que se llama Conferencia Internacional de Armonización de los Requisitos para la Autorización de Medicamentos, y unos sistemas sanitarios que en realidad deberían ser empresas de conocimiento -es decir empresas en las que las decisiones que se toman respecto a cada paciente o a vacunar o no vacunar, deben basarse en los conocimientos-, pero que delegan la formación de sus profesionales en la propia industria. 
A lo largo de la vida profesional de un médico, los conocimientos para ejercer una sola especialidad -cualquiera sea- se calcula que se multiplican por dos -se duplican- cada siete a ocho años. En una vida profesional que dure desde los 25 a los 65 años (40 años), se van a multiplicar varias veces por dos. ¿Quién forma? ¿Quién se encarga de la formación continuada de los médicos? Naturalmente, ellos mismos lo procuran. Pero la mayoría de las fuentes a las que pueden acudir, los cursos, los congresos y demás son financiados por la industria y, por tanto, los temas de los que se habla, los temas de interés, son los temas de interés para la industria.
-Todo esto contribuye a “medicar personas sanas haciéndoles creer que están enfermas”, según usted explica. ¿Qué ha pasado entonces con la premisa de la medicina de ‘primero no dañar’ ? ¿La ética es la gran ausente en la medicina actual o simplemente se actúa bajo ignorancia?
–  Creo que es influencia comercial, modas. Los medicamentos son prescritos prácticamente en cualquier acto médico. La mayoría de las visitas médicas terminan con la prescripción de un medicamento o la repetición de una prescripción. Por tanto, si uno estudia cómo se usan los medicamentos, puede darse cuenta de cuáles son las actitudes del sistema sanitario en su conjunto ante el diagnóstico de las enfermedades, ante su seguimiento, ante el acompañamiento de los pacientes que más lo necesitan… Claro que hay otras cosas aparte de dar medicamentos. A un diabético se le dan consejos dietéticos y demás, pero también los estudios revelan que muy a menudo se dan antes los medicamentos que los consejos de buena vida o de vida saludable. Esto se debe a que la práctica de la medicina ha cambiado mucho. Y ha ido cambiando desde hace muchos años. En el siglo XIX, para diagnosticar una diabetes se probaba el pipi del paciente. Si estaba dulce, era diabético. Después esto se sustituyó por pruebas de laboratorio… Los pacientes eran tocados, palpados, explorados, auscultados. Ahora todo esto es sustituido por ecografías, resonancias… con muchas ventajas de especificidad y de sensibilidad diagnóstica, pero ya cambia la relación con el paciente. Y los medicamentos forman parte también de este giro de la medicina hacia una base mucho más tecnocrática, o incluso tecno-idólatra, y menos de relación humana. Se pierde también el contacto humano con el médico, la importancia del seguimiento a largo plazo, en fin, todas estas cosas que son propias de la medicina. Y la industria, a través de sociedades científicas, grupos de expertos, etcétera, ha logrado que dominen en la cultura médica unos protocolos de tratamiento de enfermedades que a menudo no son tales enfermedades o son solo síntomas, que sugieren alguna enfermedad. De manera que la acidez gástrica por reflujo gastroesofágico se equipara inmediatamente a cáncer de esófago y el colesterol a infarto de miocardio. O en las mujeres después de la menopausia, la osteoporosis al riesgo de fracturas… pero todo esto consiste en ampliar los mercados. Igual que cuando se aprueban medicamentos para la obesidad ¡y el sobrepeso!… claro, una cosa es aprobarlo solo para personas con una gran obesidad y otra es para personas que se sienten gorditas y quieren adelgazar unos kilitos. Son cosas diferentes. Pero se medicaliza el malestar y se medicalizan las preocupaciones de la vida. Y esto se hace porque la solución al problema, al estar medicalizado, ya es una solución tecnológica, no es una solución social.
Cuando examino el consumo de psicofármacos en mi país, con los datos que he visto sobre todo de Catalunya y veo que las mujeres consumen dos o tres veces más que los hombres, que los mayores de 65 años consumen siete u ocho veces más que los menores de 65 años, que las personas que están desocupadas y que no tienen trabajo consumen seis o siete veces más que las que trabajan, que el quintil más pobre de la ciudadanía consume seis veces más que el quintil más rico, compruebo que éstos deben ser síntomas de que el sistema sanitario está tratando el malestar social más que verdaderas enfermedades.  Y esto da lugar a un malestar que puede causar una patología. No diría que sea una enfermedad no dormir un día ni no dormir bien una semana, por ejemplo, después de la muerte de un ser querido, ni diría que es anormal estar triste después de la muerte de un ser querido. Es normal y es malestar, naturalmente, pero no es una enfermedad. Es incluso un mecanismo saludable de adaptación a la nueva situación.  
– Otro de los aspectos a los que se refiere en el libro vinculados con la sobremedicalización es el colesterol. ¿Qué es lo que hay que saber al respecto?
– El colesterol que circula en nuestro plasma sanguíneo, en nuestra sangre, es un colesterol en más de un 85% fabricado por nuestro organismo, no es el que procede de los alimentos. El colesterol que procede de los alimentos, es desdoblado, roto, por enzimas durante la digestión. Entonces somos nosotros los que fabricamos el colesterol y a este colesterol, según la proteína a la que va unido en la sangre, se le llama HDL, que es el que llaman ‘bueno’ y el LDL, que es el que llaman ‘malo’. Efectivamente, se ha visto que en adultos no mayores -de 40 a 60 años- una concentración elevada de colesterol en sangre significa un cierto aumento del riesgo de infarto de miocardio. A esto se le ha dado mucha importancia porque el infarto de miocardio es una de las principales causas de muerte. Pero, en realidad, también se ve -y sobre todo en las personas mayores- que el colesterol elevado también se asocia a mayor protección de las neuronas, porque el colesterol es necesario para la fabricación de las vainas de mielina de las neuronas, y se asocia a una longevidad más larga, a mayor edad. Es decir, que no es cierto que un colesterol alto mate. 
Cada día es más frecuente oír a un cardiólogo que dice ‘el paciente se ha muerto pero el colesterol estaba bien’. Los cardiólogos miran el colesterol y el electrocardiograma y otras técnicas más sofisticadas, pero cada vez preguntan menos cómo se encuentra el paciente. Y a veces lo hinchan a medicamentos que hacen que el paciente se encuentre peor para obtener un beneficio que es dudoso.
Por lo tanto, es un mito que las grasas den lugar a más colesterol. Es un mito que el colesterol produzca la arterioesclerosis. Lo que produce arterioesclerosis es el colesterol oxidado. Y el colesterol se oxida cuando estamos sedentarios y no nos movemos. El ejercicio hace que no exista colesterol oxidado en sangre, ni HDL ni LDL. Es el colesterol oxidado que se adhiere a la pared de la arteria el que puede comenzar a formar los trombos propios de la arterioesclerosis. De manera que, si queremos prevenir trombos, si queremos no morirnos de infarto y preferimos morirnos de otra cosa -porque de algo tenemos que morir- pues es mejor hacer ejercicio, que fijarse en el colesterol.
– En este escenario que describe da la impresión de que la industria farmacéutica compra todo tipo de voluntades, desde las de los políticos, las agencias reguladoras, los médicos… En su amplia trayectoria ¿las farmacéuticas han querido comprar su voluntad?
– Sí, claro. Me han intentado seducir de muchas maneras… con invitaciones, etcétera. La industria cambió mucho a partir de los años 90. Con la creación de la Organización Mundial del Comercio y las patentes sobre los nuevos medicamentos que otorgan una exclusividad de mercado al titular de la patente que es de alcance global. La agresividad comercial para aprovechar el periodo de exclusividad que tienen las compañías se ha exacerbado. El que vende un producto te dice que este producto es perfecto, que no tiene efectos indeseados o ni habla de éstos, exagera la eficacia… y se dice que la industria ha influido. Claro, la industria ha influido porque el poderoso siempre ha comprado voluntades. Y no las compran solo con dinero ni con regalos. Las compran con zalamerías, ayudando a mejorar el currículum, en fin, de muchas maneras. Y los técnicos de marketing saben que a cada uno hay que encontrarle su punto débil y cuando se lo encuentran, aprietan por el punto débil.
Hasta el 2000 nosotros colaboramos con muchas compañías farmacéuticas en proyectos de investigación, que diseñábamos nosotros, realizábamos nosotros, analizábamos nosotros, pero reconocíamos su patrocinio para los proyectos. Y los publicábamos nosotros, según creíamos la conveniencia, según los resultados que encontrábamos. Es decir que eran proyectos independientes de investigación. Pero esto terminó a partir de los 2000. 
En el 2001 una compañía farmacéutica me llevó a juicio por denunciar que estaba vendiendo un antiinflamatorio, que se conocía en todo el mundo con el nombre de Vioxx, que estaba escondiendo los efectos indeseados y que concretamente estaba escondiendo que producía infarto de miocardio, que había adulterado los resultados de un ensayo clínico para hacerlo pasar como un fármaco seguro, pero que en realidad los resultados de este ensayo mostraban que este fármaco aumentaba el riesgo cardiovascular. Ahí sí que tuvimos un juicio en el que la compañía instó a que rectificáramos el texto del boletín que editaba el instituto de farmacología. Nosotros nos negamos. Y afortunadamente ganamos el juicio y ocho meses después el fármaco fue retirado del mercado en todo el mundo, precisamente por el riesgo de infarto de miocardio, que era vox populi, no lo adivinamos nosotros. Solo que nosotros lo dijimos, lo que se sabía pero no se hacía público.
– De estas situaciones en las que se conocen los efectos adversos graves pero no se toman medidas necesarias para proteger a la sociedad hemos visto bastante… Usted mismo recientemente ha advertido en el Congreso de España la falta de estudios suficientes para avalar la vacunación masiva contra el covid. ¿Qué consecuencias le ha traído escupir estas verdades al mundo?
– Nada… algunos son los insultos habituales, otros apartarme de ciertos medios de comunicación, otros hacer como que esta opinión no ha sido dada… hay muchas maneras de hacer frente a una voz discordante. Pero la industria farmacéutica actúa mucho más convenciendo a base de zalamerías que a base de amenazas. Las amenazas son raras. Y no renuncian a ejercerlas si hace falta, pero sobre todo lo que han logrado es las leyes a favor, las normas de regulación a favor, los sistemas sanitarios que le dan todo su poder de inteligencia y de decisión para que ellos formen a los médicos, que son los decisores del consumo. Esto es un poder por lo que ya no hace falta amenazar demasiado. 
Por ejemplo, la mayoría de los médicos creen que los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) -como la fluoxetina y sus congéneres- son antidepresivos. Pero no son “anti” depresivos, no tienen un efecto específicamente contra la depresión, como explico en el libro. 
Unos venden otros fármacos como la quetiapina, la olanzapina, la risperidona, aripiprazol, como “anti” psicóticos, pero no son antipsicóticos, son neurolépticos, son fármacos que te bloquean el cerebro y las emociones, y pueden ser útiles para tratar episodios agudos de psicosis como muchos síntomas que se llaman ‘positivos’ (de alucinaciones y demás). Pero lo venden como si fueran específicos y no lo son, son moléculas extrañas al organismo que precisamente por el hecho de ser extrañas al organismo, causan el efecto farmacológico buscado y muchos más… actúan sobre el órgano que se espera que actúen pero también sobre otros órganos y producen efectos que no se esperan, que son indeseados, y que a veces pueden ser graves y conducir hasta la muerte. 
– ¿Cuál es el rol de los estudios científicos y las publicaciones médicas a las que se presentan como “prestigiosas” en este entramado de manipulaciones en pos del comercio?
– El prestigio vende. Y es así. Las publicaciones médicas más influyentes, desgraciadamente, unas más, otras menos, están muy influidas por la industria farmacéutica. Hay muchas maneras de convencer a un director de una revista médica prestigiosa para que acepte un trabajo. No se le puede “teóricamente” sobornar. La revista no puede recibir dinero o facturar por el hecho de aceptar un artículo, pero el laboratorio, por ejemplo, puede prometer que van a comprar un millón de separatas a 5 dólares la separata y ya está.
Por otra parte, muchos directores de revistas médicas son a la vez asesores de laboratorios farmacéuticos, figuran como firmantes de ensayos clínicos realizados por laboratorios farmacéuticos -a menudo con resultados falseados-, ensayos clínicos que ellos no han hecho, solo ponen la cara y el prestigio del profesor de tal universidad o de tal otra. A menudo reciben un dinero por esto y además mejoran su currículum académico… Cada vez se cree menos en el mundo en los currículums basados en el factor impacto, en revistas de prestigio y demás, por suerte. Pero hemos sufrido una fiebre en este sentido. Y cada vez se ponen más en duda, pero todavía veo que no se mueven demasiado las cosas, por el hecho de que estas revistas le cobran al autor por publicar. Si yo publico un artículo en el Lancet, ellos me mandan una factura de lo que vale que mi artículo sea de acceso libre en internet. Si yo no pago eso, normalmente deciden no publicarlo. Pero si deciden publicarlo, solo es para suscriptores. 
En España los organismos públicos de investigación, las universidades, pagan conjuntamente más de 400 millones de dólares solo por poder publicar en estas revistas y después poder acceder a ellas. De manera que el autor para poder tener una mejora en su currículum cede los derechos de autor y encima paga para poder ver su propio trabajo. Yo mismo tengo una veintena de trabajos publicados en la revista Lancet y ahora mismo, desde mi casa, incluso usando la web de la universidad, algunos no los puedo leer porque tendría que pagar para poder hacerlo. Esto tiene que terminar. Ellos están muy contentos si se publican ensayos clínicos de nuevos medicamentos, que hacen separatas y tal, porque les aumenta el volumen de negocio. 
En el libro hablo en algún sitio del papel de las publicaciones médicas en psiquiatría, con los mal llamados “antidepresivos” y hablo de un club de millonarios, de gente que ha ganado en pocos años más de un millón de dólares solo por publicar artículos de la industria en estas revistas de gran prestigio en psiquiatría… el “American Journal of Psychiatry” y revistas de este tipo, que son las primeras en Psiquiatría. 
– ¿Qué aconsejaría a la sociedad en general para escapar de este consumo innecesario de fármacos y de la epidemia de efectos adversos? Parecería ser un laberinto sin salida…
– Me es difícil resumir, pero para los usuarios diría: cuando usted vaya al médico, déjele claro que usted no busca medicamentos si no son necesarios.
Si el médico le prescribe un medicamento, pregunte qué es lo que esperamos que haga ese medicamento… ¿que me cure la infección, que me quite el cansancio, que me quite las ganas de llorar?, ¿qué es lo que pretendemos? Pregunte cuánto tiempo va a durar esto. El medicamento no es para toda la vida, esto es importante: saber que los tratamientos empiezan y terminan. Pregunte si la dosis que le está dando es adecuada para usted, porque muchos médicos no se fijan en el peso y le dan lo mismo a un paciente de 50 kilos que a uno de 100. Y la dosis, naturalmente, no puede ser la misma. 
Si ya está tomando algún otro medicamento pregúntele si puede interferir con este otro medicamento que está tomando, aunque no se lo haya recetado él. Por ejemplo, un contraceptivo hormonal que no haya recetado el médico. 
Otra cosa que sería interesante -si llegamos a la quinta pregunta- (risas) sería, si le receta un medicamento que es nuevo o que es de marca, que no es un genérico, preguntarle por qué. ¿Por qué me da el nuevo, que es un medicamento que conocemos mucho menos, y no me da el antiguo? ¿Es que yo tengo doctor alguna enfermedad especialmente grave? ¿Y usted sabe si el medicamento nuevo lo han comparado con los antiguos, si es mejor? Porque tendemos a creer que un nuevo teléfono celular, un nuevo modelo tiene más prestaciones, la batería dura más, tiene más memoria… Pero con los medicamentos esto no ocurre. El último medicamento de una serie no es el mejor, es el último. Y normalmente ha sido solo comparado con un placebo, pero no ha sido comparado con sus congéneres anteriores. De modo que no sabemos si es mejor o peor. Además, como es nuevo, no tenemos experiencia de uso y puede que nos equivoquemos más con las dosis. Como es nuevo, no conocemos los efectos adversos que no son frecuentísimos y no han sido vistos en ensayos clínicos y, por tanto, sabemos menos sobre su seguridad. Por lo tanto, un medicamento nuevo no es la primera elección, no es el preferible, no es el mejor, aunque lo pague la obra social, no es este el problema.
– Seguramente el medicamento nuevo será también el más caro…
-Sí, normalmente es el más caro porque es el que está con patente y por tanto tiene exclusividad y tiene un precio más alto. Un vino más caro tendemos a creer que es mejor, pero con los medicamentos esto no es así. Un medicamento es más caro porque está patentado, porque tiene una patente todavía vigente. El coste de fabricación de un medicamento es una parte muy pequeñita del precio de venta final.
– ¿Qué les diría a los médicos para que recuperen la capacidad de ejercer el verdadero “arte de curar”?
– Les diría muchas cosas, que ya las saben. El caso es que hay que aplicarlas. La primera: mira antes a la persona que a las enfermedades que tiene y considera cuáles son las más importantes para él y también las que tú ves como más peligrosas o más necesarias de tratar.
La segunda, no te creas un salvavidas. Porque la medicina no salva vidas, lo máximo que puede hacer es diferir la muerte.
La tercera, no te presentes como el que va a solucionar todos los problemas, porque hay muchos problemas que no se pueden solucionar aunque quizás se pueden mitigar.
La cuarta, escucha. Escucha sobre todo lo que te está diciendo el paciente y cuál es la queja.
La quinta, establece un acuerdo. Que la persona que vaya a comenzar o no comenzar un tratamiento o a comenzar o no comenzar una dieta participe de la decisión. Sé flexible en la negociación. A ti quizá no te guste que tome media cucharada de azúcar, pero mejor media que las dos que tomaba. Esta negociación es también importante.
Si el paciente necesita tratamiento, considera si debe ser farmacológico. Si debe ser farmacológico, considera cuál es el fármaco de primera elección. Es difícil resumir cómo se elige, pero la experiencia cuenta mucho. Y después decide la dosis y demás. Pero, sobre todo, comunica con el paciente. Quiero decir: escuche, pacte, consensue.
Prescribir es una palabra que no me gusta porque etimológicamente quiere decir “dar la orden de” y, de hecho, lo que tiene que hacer el médico es recomendar.

 
 FUENTE: TIERRA PURA

Se lanzaron en secreto cristales de sal modificados a la atmósfera sobre San Francisco desde la cubierta de un portaaviones fuera de servicio para “luchar contra el cambio climático” desviando los rayos del sol lejos de la Tierra.

El público no fue consultado ni informado sobre el experimento de alto riesgo y los planes para bloquear el sol con sustancias que incluyen aerosoles y cristales.

El experimento en California se produce semanas después de que Tennessee aprobara un proyecto de ley que busca prohibir la pulverización de productos químicos a la atmósfera y prohibir la técnica gubernamental de manipulación del clima conocida como “geoingeniería”.

Informe de Scientific American : La medida liderada por investigadores de la Universidad de Washington ha renovado las preguntas sobre cómo estudiar de manera efectiva y ética tecnologías climáticas prometedoras que también podrían dañar a las comunidades y los ecosistemas de maneras inesperadas.

El experimento consiste en rociar partículas microscópicas de sal en el aire, y el secreto que rodea su momento tomó por sorpresa incluso a algunos expertos.

“Dado que este experimento se mantuvo en secreto hasta que comenzó la prueba, estamos ansiosos por ver cómo se planifica la participación pública y quiénes participarán”, dijo Shuchi Talati, director ejecutivo de la Alianza para una Deliberación Justa sobre Geoingeniería Solar, una organización sin fines de lucro. que busca incluir a los países en desarrollo en las decisiones sobre modificación solar, también conocida como geoingeniería.

“Si bien cumple con todos los requisitos reglamentarios actuales, existe una clara necesidad de reexaminar cómo debe ser un marco regulatorio sólido en un mundo donde se están experimentando [modificación de la radiación solar]”, añadió.

El proyecto Coastal Atmospheric Aerosol Research and Engagement, o CAARE, está utilizando pulverizadores especialmente construidos para disparar billones de partículas de sal marina al cielo en un esfuerzo por aumentar la densidad (y la capacidad reflectante) de las nubes marinas.

El experimento se llevará a cabo, cuando las condiciones lo permitan, en la cima del Museo del Mar, el Aire y el Espacio USS Hornet en Alameda, California, y se extenderá hasta finales de mayo, según un formulario de modificación climática que el equipo presentó a los reguladores federales.

Esto sigue a la terminación de un experimento de la Universidad de Harvard el mes pasado que planeaba inyectar aerosoles reflectantes en la estratosfera cerca de Suecia antes de que fuera cancelado después de encontrar la oposición de grupos indígenas.

La modificación de la radiación solar es controvertida porque el uso generalizado de tecnologías como el brillo de las nubes marinas podría alterar los patrones climáticos de maneras poco claras y potencialmente limitar la productividad de las pesquerías y las granjas. Tampoco abordaría la causa principal del cambio climático (el uso de combustibles fósiles) y podría provocar un aumento catastrófico de las temperaturas globales si se suspendieran las principales actividades de geoingeniería antes de que los gases de efecto invernadero disminuyan a niveles manejables.

La Universidad de Washington y SilverLining, un grupo de defensa de la investigación en geoingeniería involucrado en el proyecto CAARE, rechazaron las solicitudes de entrevista. El alcalde de Alameda, donde se lleva a cabo el experimento, no respondió a las preguntas enviadas por correo electrónico sobre el proyecto.

 

FUENTE: TIERRA PURA

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